Han Han es el "rey travieso" de nuestra clase. Les arrebataba los juguetes a los niños, los empujaba, jugaba con agua en el baño, tiraba plastilina por todas partes… Han Han no recordaba cuántas veces lo criticó.
La actividad artística especial de esta tarde "La cola del pez dorado", para despertar el interés de los niños en participar en la actividad, dibujé especialmente un pez dorado llorando (sin cola) y les pregunté a los niños: "¿Por qué pez dorado ¿Llorará?" Un niño dijo: "Extraña a su madre". Alguien dijo: "El niño lo golpeó". Han Han dijo: "No tiene cola". Suspiré ante la aguda observación de Han Han y dije rápidamente: " Bien dicho." "Al pequeño pez dorado le falta la cola, así que lloró. ¡Ayudémoslo a encontrar una cola!" "En la siguiente actividad, Han Han se desempeñó muy bien y pegó una hermosa cola al pez dorado. Lo elogié nuevamente. Sonreí y lo acepté.
En el momento siguiente, presté especial atención a George Han y lo elogié primero: "Han Han quiere ayudar al maestro a recolectar juguetes. ¡maravilloso! "Han Han quiere sentarse en una silla pequeña, ¡genial!" "... Cada vez que Han Han se rasca la cabeza primero y luego, como dije, guarda los juguetes, se sienta y se comporta obedientemente...
¡Los elogios son más efectivos que las críticas!