Si crees que ese es el uso más eficiente de tu tiempo, si procrastinas deliberadamente, eso no es procrastinación. La esencia de la procrastinación no es hacer lo que crees que debes hacer. Es una distorsión psicológica que provoca la carga mental de las personas. Eso es lo desconcertante de la procrastinación: aunque es una forma de evitar una tarea desagradable, entregarse a ella no te hace feliz. En un estudio, el 65% de los estudiantes encuestados expresaron su deseo de evitar la procrastinación antes de comenzar a preparar un trabajo final: sabían que no completarían la tarea a tiempo y sabían que tal procrastinación los haría infelices.
¿Qué nos dice la procrastinación?
La procrastinación es un poderoso ejemplo de lo que los griegos llamaban akrasia: hacer cosas que van en contra de tu mejor juicio. Piers Steele define la procrastinación como posponer algo voluntariamente, incluso si sabes que procrastinar te hará sentir peor. En otras palabras, si simplemente dices: “Come, bebe y regocíjate, porque mañana vamos a morir”, no estás postergando las cosas.