2. Utiliza un lenguaje civilizado con tus hijos en casa, y di con frecuencia estas cuatro palabras que cambian las relaciones familiares: “Buenos días, por favor, gracias y buenas noches”.
3. Dejar que los niños desarrollen buenos hábitos de higiene.
4. ¡Escucha las voces de los niños! ¡Con paciencia, amor y alegría, el corazón tiene ojos!
5. No siempre expongas las cicatrices de tu hijo sólo para recordárselo.