1. Los docentes deben amar la educación y considerarla como su propia carrera, no su propia profesión. Sólo mediante una educación verdaderamente amorosa podremos dedicarnos de todo corazón a nuestro trabajo y contribuir al crecimiento y desarrollo de los estudiantes.
2. Los profesores deben prestar atención al crecimiento y desarrollo de los estudiantes, comprender la personalidad, los intereses y las necesidades de cada estudiante, brindarles servicios educativos personalizados y ayudarlos a lograr un desarrollo integral.