La formación de acantilados suele estar provocada por factores naturales como el movimiento de la corteza terrestre, la erosión y la meteorización. Durante el movimiento de la corteza terrestre, la compresión, el estiramiento y la fractura de la corteza terrestre pueden provocar la formación de bordes empinados en la roca o la tierra. Erosión, como flujo de agua, glaciares, viento, etc. , que seguirá erosionando la roca y la tierra, haciendo que los bordes sean cada vez más empinados. El proceso de erosión hace que la roca se descomponga gradualmente y se rompa en pedazos, formando acantilados.
Los acantilados tienen una gran importancia en geomorfología, geología y ciencias ambientales. No sólo proporcionan información valiosa sobre la historia y la estructura geológica, sino que también proporcionan hábitats únicos para la biodiversidad. Además, los acantilados son una parte importante del paisaje natural, atrayendo a muchos turistas a disfrutar de ellos. Pero los acantilados también son peligrosos, especialmente cuando ocurren desastres naturales como terremotos y deslizamientos de tierra, que pueden causar graves víctimas y pérdidas de propiedades.