La complementariedad se refiere principalmente a las características que las diferentes capacidades corporales pueden compensar entre sí. Esta complementariedad existe primero en diferentes aspectos de las funciones fisiológicas. Por ejemplo, las personas ciegas suelen tener mejor audición y los sordomudos tienden a tener mejor visión. Además, existen complementariedades entre las funciones psicológicas y fisiológicas. Por ejemplo, las personas con discapacidad física y una fuerte voluntad pueden compensar sus deficiencias físicas mediante la fuerza de voluntad. En el entorno docente, el principio de complementariedad puede ayudar a los estudiantes a maximizar sus fortalezas y evitar sus debilidades, aprender de las fortalezas de los demás y resaltar el desarrollo individualizado.
Las diferencias individuales se refieren a diferencias en la velocidad y nivel de desarrollo en un mismo aspecto. Esta diferencia se refleja en el género, la edad, las características físicas y las características psicológicas entre los individuos. Por ejemplo, desde una perspectiva grupal, las diferencias de género entre hombres y mujeres son la primera manifestación. Además, la velocidad y el nivel de desarrollo físico y mental de cada individuo también son diferentes. Algunas personas pueden madurar temprano en algunos aspectos y tarde en otros. El principio de diferencias individuales requiere que los profesores enseñen a los estudiantes de acuerdo con sus aptitudes, respeten las diferencias individuales de cada estudiante y proporcionen una enseñanza específica.