¿Por qué se llama así el síndrome de Estocolmo?

¿Por qué el síndrome de Estocolmo se llama así?

El término “Síndrome de Estocolmo” proviene de un caso de secuestro en Estocolmo, Suecia, de ahí el nombre.

Un día de 1973, dos delincuentes con antecedentes penales no lograron robar el banco más grande de Estocolmo y tomaron como rehenes a cuatro empleados del banco. La policía se enfrentó a los secuestradores durante seis días, durante los cuales los secuestradores amenazaron las vidas de los rehenes y les mostraron cierta amabilidad y preocupación.

Lo desconcertante es que después de que los cuatro rehenes fueron rescatados, sintieron lástima por los secuestradores. Se negaron a procesar a los secuestradores y se mostraron hostiles a la policía. Una de las empleadas también se enamoró y se casó con un secuestrador mientras este cumplía su condena.

Este incidente despertó el interés de medios e investigadores. Los investigadores creen que el afecto entre los cuatro rehenes y sus secuestradores era un signo de deterioro cognitivo. Ante la amenaza de muerte, los rehenes formaron una relación de sumisión y lealtad con sus secuestradores para poder sobrevivir, y lo denominaron "Síndrome de Estocolmo". Los psicólogos resumieron esta singular tendencia masoquista a partir de este caso típico.

Análisis del Síndrome de Estocolmo

En el análisis psiquiátrico y criminológico, el "Síndrome de Estocolmo" se originó a partir del contacto cara a cara entre rehenes y secuestradores. Los secuestradores tienen poder de vida o muerte sobre los rehenes, haciéndolos extremadamente temerosos y en un estado de extrema impotencia, impotencia y sumisión, sin esperanza de escapar o sobrevivir.

En este caso, un poco de amabilidad mostrada por el secuestrador ganará el favor del rehén incluso si no lo golpea, tortura o viola. El rehén desarrolla sentimientos positivos hacia el secuestrador, se identifica con la posición del secuestrador y se vuelve hostil hacia la policía y otras autoridades. El "síndrome de Estocolmo" es una vía de doble sentido. Los secuestradores también desarrollarán afición por los rehenes. Se trata del llamado "síndrome de Lima".