1 es la flexibilización legal de las restricciones de alcohol.
Según el New Zealand Herald, el número de alcohólicos en Nueva Zelanda ha aumentado considerablemente desde la introducción de leyes que flexibilizan las restricciones al consumo de alcohol en 1999. Sin embargo, el número de mujeres alcohólicas entre 16 y 24 años supera significativamente el número de hombres en ese grupo de edad. Científicos neozelandeses han descubierto que 1 de cada 4 mujeres neozelandesas bebe demasiado, lo que no sólo tiene un grave impacto en su cuerpo y mente, sino que también se ha convertido en un nuevo problema social.
El llamado "beber exceso de alcohol encantador" tiene un efecto excitante sobre el sistema nervioso central y el sistema nervioso sexual. Beber alcohol puede desempeñar un papel auxiliar para ayudar y estimular la lujuria, pero este tipo de alcohol. La lujuria es tan alta que es difícil de controlar. Esto no es un efecto directo del alcohol, sino principalmente el resultado de que la corteza cerebral queda ligeramente paralizada por el alcohol y relaja su capacidad para controlar el comportamiento sexual.
2. Pero Nueva Zelanda es uno de los pocos países donde la homosexualidad y la prostitución están legalizadas.
Casi ocho años después de la implementación de la Ley de Enmienda sobre Prostitutas, la policía ha reducido el número de agentes en el barrio rojo, lo que de hecho abrió la puerta a la industria del sexo y a los delincuentes. Las niñas menores de edad están llenas de vitalidad juvenil y no necesitan vestirse deliberadamente. No tienen que usar tacones altos, medias de red o minifaldas como las prostitutas adultas. A menudo aparecen en el barrio rojo después de la medianoche. Esta atmósfera social relajada alentará inevitablemente a las jóvenes neozelandesas a tener una mente abierta y a participar en la promiscuidad.
3. Es la penetración y profunda influencia de la cultura de culto maorí en la sociedad neozelandesa.
El pueblo indígena maorí de Nueva Zelanda es un pueblo muy famoso que adora el sexo y la reproducción y se enorgullece de realizar un gran número de relaciones sexuales. Su culto a los tótems es un culto a la reproducción sexual desnuda, y por todas partes se pueden ver tallas de madera de genitales masculinos y femeninos. Incluso en el aeropuerto de Auckland destaca una gigantesca escultura de madera del pene de un hombre. Esta cultura sexual indígena se ha convertido en una moda, y las jóvenes neozelandesas conscientes de la moda siguen, aceptan y practican fácilmente esta orientación cultural, lo que lleva a las consecuencias de la promiscuidad.