Si un niño quiere convertirse en una persona sana, primero debe tener una personalidad sana, sustentada por un espíritu interior. Este es también el encanto de las niñas cuando crecen. Talento y encanto son dos conceptos. Por lo tanto, como padres, no podemos centrarnos únicamente en cultivar los talentos de los niños, sino ignorar el cultivo más importante del encanto interior de los niños en este proceso de formación. Es posible que las personas talentosas no necesariamente sepan cómo ser una buena persona, que no tengan la visión correcta de la vida y, por lo tanto, que no necesariamente alcancen el éxito.
¿Para qué sirve la educación?
Por la prosperidad de la patria