Sé que esto es difícil, pero es sólo temporal.
Para animar a los niños, si simplemente les pides que trabajen duro sin hablar de sus experiencias y sentimientos internos, será difícil que sean eficaces.
Hay un dicho muy popular en Internet: A la gente sólo le importa si vuelas alto o no, a nadie le importa si estás cansado o no.
Los niños están cansados pero también con ganas de ser comprendidos. Comprender a los niños no significa tolerarlos infinitamente, sino reconocer la racionalidad de sus emociones negativas como la ira, la tristeza y la decepción.
Así que el primer paso para animar a tu hijo es verlo, aceptar sus sentimientos, ver sus miedos y ver sus luchas.
Dígale al niño: "Sé que estás triste, busquemos una solución juntos". El sentimiento de ser reconocido y aceptado realmente empujará al niño a realizar cambios positivos.
En segundo lugar, "Trabajas duro y eres...".
Cada niño es único en el mundo. Vea las fortalezas, los detalles y los esfuerzos del niño.
Por ejemplo, hoy los niños tuvieron muchos problemas al hacer los deberes. Escribieron muy lentamente y cometieron muchos errores. Puedes decir: "¡No importa, te has dedicado a la tarea de hoy y la has escrito muy bien!"
Es importante concienciar al niño del proceso y los detalles, para que que la próxima vez se centrará en el proceso y desarrollará una mentalidad de crecimiento intentando cambiar el resultado final.
En tercer lugar, "Puedes fallar, pero podemos intentarlo de nuevo".
Como padres, a veces tenemos más miedo al fracaso que nuestros hijos.
No puedes ver el progreso o los esfuerzos del niño. Solo miras los resultados y luego usas un determinado resultado para negarlo y atacarlo por completo.
De hecho, el último niño estaba más triste que los adultos. Lo que más necesitan son los abrazos, el consuelo, el apoyo y el aliento de sus padres.
Si los adultos no pueden tratar el fracaso y el éxito con un corazón normal, los niños se pondrán cada vez más nerviosos y poco a poco serán incapaces de afrontar el fracaso.
Todos los padres aspiran a tener la esperanza de que sus hijos triunfen, pero enseñarles a afrontar los reveses y los fracasos es un camino inevitable en el camino hacia la educación.