El 16 de junio, el King’s College de Londres publicó en The Lancet el primer estudio del mundo sobre las secuelas de la infección por Omicron.
Al observar a más de 50.000 pacientes infectados por el virus Omiclone y 40.000 pacientes infectados por el virus Delta, se encontró que el 4,5% de los pacientes con Omiclonevirus tienen secuelas, y la probabilidad de que los pacientes con Delta tengan secuelas es del 10,8%.
De entre ellas, cinco secuelas son las más comunes: fatiga extrema, dolor de cabeza, trastorno de atención, caída del cabello y trastorno respiratorio. Entre los pacientes con COVID-19, 58 estaban extremadamente fatigados, mientras que los demás eran 44, 27, 25 y 24 respectivamente.
Además, Fair Health realizó una encuesta a casi 2 millones de pacientes con COVID-19 y encontró que las cinco secuelas a largo plazo más comunes de los pacientes con COVID-19 son dolor, disnea, presión arterial alta, hiperlipidemia, malestar y fatiga. De estos, el dolor es el síntoma a largo plazo más común.