Enseñar a los niños de cuatro años a controlar sus emociones: ocho consejos prácticos

Los niños de cuatro años se encuentran en un momento de sus vidas lleno de cambios y desafíos, y sus emociones y comportamientos pueden ser una montaña rusa de altibajos. Aquí hay algunas cosas que podemos hacer como padres para guiarlos cuando su pequeño volcán esté a punto de hacer erupción.

♀?Mantén la calma y la calma.

En el momento en que un niño pierde los estribos lo que debemos hacer es respirar hondo y mantener la calma. Sólo una mentalidad estable puede afrontar mejor el temperamento de los niños.

Escuchar y comprender

Arrodillémonos, miremos a nuestros hijos a la cara, escuchemos atentamente su mundo interior y comprendamos por qué tienen tales emociones. De esta manera, los niños se sentirán cuidados y comprendidos, lo que puede ayudar a aliviar su enfado.

Cultivo de la conciencia de las reglas

Establezca reglas claras para que los niños comprendan qué comportamientos son aceptables y cuáles son inaceptables. Debemos señalarles con firmeza pero con suavidad cuando infringen las reglas.

Navegación por expresión emocional

Enséñele a los niños a describir sus sentimientos con palabras en lugar de perder los estribos. Podemos enseñarles a decir: "Me siento un poco enojado en este momento y necesito algo de tiempo para calmarme".

Cambie su enfoque y comience un nuevo capítulo.

Cuando los pequeños volcanes están a punto de entrar en erupción, podemos desviar su atención y guiarlos en una dirección más positiva. Por ejemplo, sugiera un juego interesante para jugar o cuente una historia interesante.

Elogios y aliento

Cuando los niños puedan controlar sus emociones, felicítelos y anímelos a tiempo para que se sientan orgullosos de su progreso.

El poder de los modelos a seguir

Como padres, debéis dar ejemplo y mostrar buenas habilidades de gestión emocional. Esto no sólo puede dar ejemplo a los niños, sino también evitar transmitirles emociones negativas.

Asistencia profesional

Si el problema de temperamento de tu hijo continúa siendo grave, quizás quieras buscar ayuda de un psicólogo. Tienen conocimientos y habilidades profesionales que pueden ayudarnos a resolver mejor los problemas de los niños.