En aquel lejano 490 a.C., el concepto de democracia y libertad modernas estaba brotando en Atenas. El Imperio Persa se extendía por los continentes de Europa, Asia y África y era el país más fuerte del mundo en aquel momento. El ejército persa decidió mostrar su fuerza bañando de sangre a Maratón.
En tal batalla con gran disparidad de fuerzas, que representa la lucha entre la democracia, la libertad y la esclavitud y la autocracia, los atenienses, con su fuerte patriotismo y espíritu nacional, derrotaron increíblemente al ejército persa. Para que el público en general que esperaba en Atenas supiera la buena noticia de la victoria lo antes posible, el general envió a Filípides, un soldado que era bueno en carreras de larga distancia, para informar la noticia. Filípides hizo todo lo posible por regresar corriendo. Atenas informó al pueblo de la victoria y luego cayó al suelo y murió.
Las generaciones posteriores establecieron una carrera de maratón en memoria de él, y la longitud de 42,195 kilómetros fue exactamente la distancia que corrió Filípides desde el campo de batalla hasta la ciudad de Atenas.