La primera razón es que los delfines tienen un poderoso sistema de sonar, que puede interferir con el cerebro y el sistema nervioso de otros animales marinos, haciendo que los tiburones pierdan su efectividad en el combate en un corto período de tiempo.
La segunda razón es que los delfines viven en su mayoría en grupos y se organizan juntos para golpear a los tiburones, lo que causará daños a los órganos internos del tiburón.
La tercera razón es que los delfines son muy flexibles, relativamente sensibles y pueden nadar rápidamente.