Debido al gran número de víctimas causadas por la peste a lo largo de la historia, la peste se ha convertido en una enfermedad infecciosa muy grave. Con el desarrollo de la medicina moderna, los métodos de prevención y tratamiento de la peste se han mejorado continuamente, lo que ha reducido en gran medida el riesgo de que las personas contraigan la peste. Sin embargo, la peste sigue siendo una enfermedad que requiere gran atención, especialmente en algunos entornos hostiles, donde aún pueden producirse propagación y brotes de peste.
En definitiva, la peste es una enfermedad infecciosa grave que puede causar grandes daños al cuerpo humano y que requiere gran atención. Para evitar contraer la peste, se deben mantener buenos hábitos de higiene, evitar un ambiente que albergue suciedad y maldad, desinfectar el ambiente regularmente, prestar atención a la higiene personal y prestar atención a la higiene y limpieza en la ropa y la dieta. Al mismo tiempo, cuando se presentan síntomas como fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos, se debe buscar tratamiento médico de inmediato y recibir tratamiento profesional.