No presumas de tus fortalezas ni de tu riqueza.
Aprende a cuidar de los demás y a empatizar con las dificultades de los demás. Si eres bueno con los demás, es posible que otros lo sientan y luego sean buenos contigo.
Es bueno brindar ayuda en momentos de necesidad.
Aprende a elogiar las fortalezas de los demás, a tolerar los defectos de los demás, aprende a ser paciente y no pierdas los estribos cada vez que sucede algo.
Sonríe más, habla más con los demás, toma la iniciativa, habla más y es posible que te acostumbres poco a poco. Los temas pueden ser la vida en la escuela secundaria, el anhelo de la vida universitaria, los respectivos intereses y pasatiempos, o incluso contar chistes a los demás cuando no hay ningún tema y no hay nada de qué hablar. Todo es posible.