Recuerdo una vez que nuestra clase organizó una excursión de primavera. Ese día brillaba el sol y un grupo de nosotros llegamos a un campo de hierba en los suburbios. Todos se sentaron juntos, comieron bocadillos y charlaron. De repente alguien sugirió: "¡Juguemos al escondite!" Todos estuvieron de acuerdo con entusiasmo. Entonces, nos dividimos en dos grupos, un grupo se escondió y el otro grupo buscó. Mis amigos y yo nos escondimos detrás de un gran árbol, esperando nerviosamente el momento en que nos descubrieran. Al final, evadimos con éxito la búsqueda del oponente y ganamos el juego. En ese momento todos aplaudimos, como si estuviéramos en la infancia.
En otra ocasión, nuestra clase realizó un show de talentos. Los estudiantes mostraron sus talentos, algunos cantaron, otros bailaron y algunos realizaron parodias. También participé en la actuación y realicé una conversación cruzada con mi buen amigo. Aunque nuestra actuación no fue profesional, todos nos dieron un cálido aplauso y aliento. En ese momento sentí el poder de la amistad.
Además de estos momentos felices, la vida en la escuela secundaria también tiene muchas dificultades y desafíos. Para prepararnos para el examen de ingreso a la universidad, tenemos que estudiar mucho todos los días y quedarnos despiertos hasta tarde para repasar. A veces nos sentimos agotados, pero cuando vemos nuestro progreso, todo el trabajo duro vale la pena.