Prosa de peces y mar

¿Puedo deslizarme libremente en tu mundo? Porque pertenezco aquí, sólo a ti, como un pez pertenece al mar.

Dios sólo me permite existir en tu mundo de esta forma. Por tu tolerancia y fraternidad, me quedé aquí inconscientemente. No tengo que envidiar la libertad de los pájaros, ni el alto cielo azul, porque en lo más profundo de este mar hay estrellas, luna, sol, llovizna, nieve y viento.

¿Ahora puedo decir te quiero? Sin embargo, en este lugar donde toda la vida y el amor se encuentran, no importa cuán rico y grande hayas sido, este amor es igual. Incluso si soy tan insignificante delante de ti, nunca te rezaré y mucho menos necesitaré de tu misericordia y caridad. Sólo espero que el mar sea libre, mientras fluya suave y cuidadosamente a través de mi corazón, permitiéndome respirar libremente, entonces estaré agradecido.

Si sé lo que realmente necesito, no tendré miedo de nada. El mundo exterior es muy ruidoso y ruidoso, pero vivo muy tranquila y felizmente aquí. Es precisamente por estar en tus brazos y tener tu protección que poco a poco puedo encontrar más alegría y felicidad.

Ahora, ¿puedo pedirte una perla? Mientras brille de color blanco, úsalo para guiarme, para explorar lo más profundo de tu corazón, para iluminar la oscuridad de tus valles y para encontrar tus tesoros perdidos hace mucho tiempo.

Si puedes, haz que el mar sea más romántico y apacible. Aquí gano todo tu amor y coraje. No tenía nada que esperar, nada que temer o perder. Ahora vivo aquí tranquila, libre y felizmente, en un país lleno de felicidad, sin restricciones ni daño.

En este momento tan bonito, ¿puedes dejarme un puñado de tierra blanda? O un puñado de sal marina cristalina. Hasta el mar se seca un día. Cuando el mundo sólo permita un trozo de azul, que mi cuerpo y mi alma se disuelvan en el mar, permitiéndome fusionarme perfectamente con él. Cuando alguien pase por aquí, espero que descubra que cada hueso acumulado bajo las gruesas formaciones rocosas puede usarse para demostrar que lo que una vez tuve no fue un lago, un río o un arroyo estrecho y simple, sino un vasto y mar limpio.

Ahora caliéntame con lo que queda de ti. Me amas tan profundamente que quieres condensar tu amor en olas furiosas. Cada ola que brota de tu corazón debe ser la más hermosa. Déjalo rugir sobre la dura roca. Cada ola que Dios quita parece estar lastimándome y privándome a mí y a mi amor.

>