Profesionalismo: cuando ocurrió el terremoto, la mayoría de los reporteros en Japón optaron por usar cascos de seguridad y guiar a los ciudadanos a áreas protegidas para informarles de la situación en tiempo real.
Preparación: Muchos niños se protegen con colchonetas, que son elementos de protección preparados para terremotos. Esto es imprescindible en todas las escuelas. Muchos estudiantes sobrevivieron gracias a los preparativos realizados por la escuela.
Calma: Después del terremoto, todos los japoneses se hicieron a un lado espontáneamente y dejaron paso a los coches. En el metro, el locutor se disculpó por la tardanza, como si el terremoto no fuera gran cosa. Su orden y tranquilidad son sorprendentes.
Calidad: Después de que las tropas japonesas se retiraron de la plaza protectora, no quedó basura detrás.
Orden: Después del terremoto, la gente se sentó a ambos lados de las escaleras para dar paso a los demás.
La forma de afrontar los desastres: Sin terror ni locura, los japoneses afrontan los desastres de forma sobria. Recogieron sus cetros y no se oyeron gritos de sus escudos. Gracias a su tenacidad, el tráfico se reanudó rápidamente. Los equipos de rescate y los suministros llegan más rápido para que sus hogares puedan reconstruirse más rápido.