El papel de la aspirina

La aspirina es un fármaco de uso común que tiene efectos antipiréticos y analgésicos. Su nombre científico es ácido acetilsalicílico. La aspirina combinada consta de aspirina, fenacetina y cafeína. Debido a que los prefijos latinos de estos tres medicamentos son A, P y C respectivamente, también se les llama APC.

Hace más de 2.300 años, Hipócrates, el fisiólogo y científico médico griego, fundador de la medicina occidental, descubrió que las hojas y la corteza del sauce Salix tienen efectos analgésicos y antipiréticos, pero sus principios activos son aún no se sabe.

En 1827, el científico británico La Rox descubrió por primera vez que los sauces contienen una sustancia llamada salicina. En 1853, el químico alemán Gerch sintetizó por primera vez ácido salicílico puro, el precursor del salicilato. Tiene efectos antipiréticos y analgésicos, pero es muy tóxico y tiene un fuerte efecto irritante sobre el estómago.

En 1897, otro químico alemán, Hoffmann, utilizó ácido salicílico puro para fabricar ácido acetilsalicílico para aliviar el reumatismo de su padre, que es la aspirina que todavía se utiliza en la actualidad. Conserva los efectos antipiréticos y analgésicos del ácido salicílico puro, pero la toxicidad y los efectos secundarios se reducen considerablemente.

En 1899, el químico alemán Bayer descubrió un proceso para fabricar aspirina mediante métodos industriales, produjo aspirina en masa y la vendió en todo el mundo.

A día de hoy, la aspirina sigue siendo un fármaco eficaz y ampliamente utilizado. El papel de la aspirina en el cuerpo humano

Anticoagulación: después de que la aspirina ingresa al sistema circulatorio, puede servir como centro de regulación de temperatura del hipotálamo. Este centro monitorea la temperatura de la sangre y hace que el cuerpo produzca o disipe calor. Por tanto, la aspirina tiene un efecto reductor de la fiebre. También puede producir sudoración, erección de los folículos pilosos y, lo más importante, constricción o dilatación de los vasos sanguíneos.

Antiinflamatorio: La aspirina se utiliza a menudo para tratar el reumatismo y reducir la inflamación. Las personas con artritis reumatoide tienen concentraciones de prostaglandinas en sangre mucho más altas que las personas normales, lo que altera el líquido sinovial (izquierda). La aspirina inhibe la síntesis de prostaglandinas, reduciendo así la inflamación y el dolor.

Antipirético: La aspirina actúa sobre las plaquetas y reduce la capacidad de coagulación, por lo que no se debe utilizar aspirina una semana antes de la cirugía. Pero es eficaz contra la trombosis provocada por la coagulación sanguínea. La imagen de la izquierda muestra el fenómeno de coagulación después de una hemorragia de un vaso sanguíneo.