El 18 de octubre de 1860, el Antiguo Palacio de Verano ardió durante tres días y tres noches, destruyendo las maravillas del mundo.
En abril de 1965438+2009, en la Conferencia de Paz de París, las grandes potencias transfirieron los derechos e intereses de Alemania en Shandong, China, a Japón.
El 19 de diciembre de 1937, 300.000 compatriotas fueron masacrados en la Masacre de Nanjing.
En septiembre de 1931, el Incidente del 18 de Septiembre, los invasores japoneses aplastaron a China.
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Las montañas y los ríos están rotos, las vidas están en ruinas, la vida da vueltas en los barrancos y el cuerpo es como un barco desatado. Las espadas brillaron, el fuego de artillería continuó, la tierra quedó plagada de agujeros y China guardó silencio.
Esta es nuestra historia.
Venimos de una era de balas y balas, cargando pesadas montañas y vagando solos en la oscuridad. El largo camino está lleno de sangre y sudor, y hemos caminado durante cientos de años.
Hasta la sentencia de 1949, "¡El Gobierno Popular Central de la República Popular China (RPC) se estableció hoy!" A través del cielo eterno, anunciamos solemnemente que finalmente "nos levantamos".
Ahora, la rueda de la historia se aleja de nuestras vidas, como una pintura sobre seda blanca, que se ha desvanecido bajo la erosión del tiempo y poco a poco se convierte en una nube en el horizonte. Pero siempre debemos recordar la historia y la humillación nacional, asumir las importantes responsabilidades de la época y escribir un nuevo capítulo en la historia.
La China actual se encuentra en medio de un cambio importante que no se había visto en un siglo. La situación internacional es impredecible y no se puede ser optimista. Hoy también nos enfrentamos a las mismas crisis y desafíos que enfrentamos hace cien años. ¿Cómo podemos protegernos, desarrollarnos y avanzar en este campo de batalla sin humo? Si simplemente nos permitimos arreglárnoslas todos los días sin buscar progresar, ¿hacia dónde irá el futuro de nuestro país? ¿Cómo se nos puede confiar la pesada responsabilidad de revitalizar a China? Quizás la historia se haya convertido en las nubes del ayer, pero siempre debemos recordarla, extraer lecciones de ella y llevar adelante el espíritu nacional para estabilizarnos en el torrente de los tiempos.
El tiempo vuela y los años de la guerra han quedado muy atrás. Bañados por el sol dorado, debemos apreciar lo que tenemos hoy, recordar las lecciones de sangre y lágrimas, ser fuertes y valientes, seguir adelante, hacer esfuerzos incansables, nunca olvidar la humillación nacional, estudiar diligentemente el conocimiento científico y cultural y utilizar nuestra sabiduría para contribuir al fuerte impulso de modernización socialista de nuestro país. La gran responsabilidad de estos tiempos recae sobre nuestros hombros y debemos utilizar toda nuestra lealtad y juventud para escribir un nuevo capítulo de la historia.
Incluso si la historia se ha convertido en pasado, todavía no podemos olvidar las dificultades a lo largo del camino, nuestra intención y misión originales. Hay innumerables picos verdes en el futuro esperando que los crucemos. ¡En la nueva era, debemos tener presente la historia, seguir adelante con determinación y pintar un cuadro rico y colorido para nuestra patria!