El tiempo no ha dejado un ritmo apresurado a causa de nuestra decepción, el 2013 está a punto de pasar. Creo que en 2013 cada uno de nosotros siempre dejará algunos recuerdos. Del mismo modo, también tengo algo inolvidable. Me beneficiará durante toda mi vida.
Este año cumplo trece años y nunca había tenido un cumpleaños tan animado. Esta es la primera vez en mi vida que siento alegría y pasión ilimitadas.
Es un domingo soleado. Por la mañana olí una agradable fragancia. Salí de la cama y me dirigí a la cocina. Vi a mi madre ocupada en la cocina. No sé qué diablos está haciendo mi mamá. Me hace sentir un poco incómodo cocinar así tan temprano en la mañana, pero siempre me he sentido un poco raro, así que tenía curiosidad por saberlo.
Mi madre me dijo, querida, hoy es tu cumpleaños. Mucha gente vendrá pronto a celebrar tu cumpleaños. Por supuesto, mamá preparará una comida deliciosa. ¿Hoy es mi cumpleaños? Tenía algunas dudas y yo mismo olvidé mi cumpleaños. Mi madre lo había olvidado antes, pero este año yo también lo olvidé.
Al mediodía, vino la tía y trajo mi Mickey Mouse favorito y dulces. También recibí muchas tarjetas de felicitación y bendiciones de mis compañeros de clase, pero mi padre no regresó. Pensé: hoy es mi cumpleaños. ¿Por qué mi padre no regresó? ¿Me has olvidado? Estaba pensando, mi papá volvió y me dijo apenas entró: Nena, hoy es tu cumpleaños, papá salió a jugar para ti. No sé por qué.
Llegamos a la calle comercial, y mi padre me compró algo de ropa y me dijo, hija, nunca recuerdo tu cumpleaños, y nunca te he dado un buen cumpleaños a lo largo de los años. Hoy voy a aprovechar esta oportunidad para enmendarlo.
Después de escuchar lo que dijo mi padre, derramé lágrimas inconscientemente. Resulta que mi padre nunca me ha olvidado. Él siempre me ha amado. Aunque es un poco estricto conmigo, es por mi bien. A veces, le gritaba a mi padre por pequeñas cosas, pero mi padre nunca se ofendía ni me culpaba. Me siento tan culpable. Nunca recuerdo el cumpleaños de mi padre, pero mi padre recuerda el mío. Pensar en ello me hace sentir aún más avergonzado.
Padre, ¿cuántas veces te he visto intentando ganar dinero para mí sin que a mí me importen tus sentimientos? ¿Me culpas? No lo sé, pero sé que sufriste mucho por mí.
Esto lo recordaré por el resto de mi vida porque tiene un significado especial para mí y nunca lo olvidaré.
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