Un conserje vio los papeles en la parada de autobús, los recogió y encontró mi número de teléfono dentro. Ella pensó que debía estar preocupada. Así que me llamó y rápidamente tomó un taxi para entregármelo lo antes posible.
Para mi alegría y sorpresa, encontré mi objeto perdido. Gracias a la amabilidad de la limpiadora, mi discurso fue un gran éxito y todos me aplaudieron. Estoy muy agradecido con los limpiadores. De esta experiencia aprendí que la honestidad es la mejor política. Sólo así nuestra sociedad será más armoniosa y esperanzadora.