Una composición que describe los cambios en mi ciudad natal ayer, hoy y mañana.

No importa cuán cerca estén los eventos de ayer del presente, solo pueden ser eventos de ayer y solo existir en los recuerdos. Si una persona está siempre inmersa en recuerdos, perderá el presente y el futuro y sólo podrá vivir en el pasado.

No importa lo glorioso o sombrío que haya sido el pasado, nos ha abandonado para siempre. Pensar en el pasado puede debilitar nuestros nervios.

Esto es temporal.

Su vida sólo dura un momento y, en un abrir y cerrar de ojos, se aleja. Por lo tanto, también es extremadamente valioso. Su preciosidad reside en su brevedad. Sólo aquellos que saben valorar el presente son las personas más inteligentes y racionales; sólo manteniendo la mente clara en todo momento podremos aprovechar cada oportunidad de éxito, aunque sea solo un momento.

La esperanza es hermosa.

Aunque nadie sabe qué sucederá en el próximo segundo, pero por todo lo que no ha sucedido pero está por suceder, uno no puede evitar tener esperanza.

Solo con esperanza podemos tener metas y espíritu. La esencia de una persona reside en su esperanza y sustento para el mañana, porque es esta esperanza la que la guía en dirección a la próxima plataforma.