Mejora la personalidad de tu hijo. Los niños tienen buena personalidad, interacciones interpersonales normales y buena salud física y mental. Ésta es el alma de la educación familiar. Sólo cuando las bases de la educación familiar estén bien establecidas, la educación de los niños en la escuela podrá realizarse con mayor fluidez y sus estudios podrán avanzar más. Los niños aprenderán la piedad filial de los maestros, pero el comportamiento específico es guiado por sus padres, o si sus padres tienen la costumbre de tirar cosas, los niños pueden desarrollarla. Pero los maestros de escuela enseñan a los niños a contar estas cosas. Los padres desempeñan principalmente un papel de tutores y la enseñanza es tarea del profesor.
La educación familiar y la educación escolar no son relaciones subordinadas. Eran camaradas en las mismas trincheras. Se comunican más y confían más. En cuanto a la cuestión de la educación de sus hijos, llegaron a un acuerdo, buscaron puntos en común reservando las diferencias y asumieron conjuntamente la responsabilidad de educar a sus hijos. De esta forma, es beneficioso para el crecimiento de los niños. Los padres de un niño son siempre los “mentores” de sus hijos, y los padres deben tener esa columna vertebral. Porque la influencia más importante en la vida de un niño proviene básicamente de sus padres. Los niños imitan las actitudes, hábitos e incluso pensamientos de sus padres. Los padres deberían ser maestros.
En este momento, si dos personas igualmente poderosas le dicen la misma verdad, le resultará más fácil aceptarla y podrá lograr su objetivo casi sin coste alguno. Esto es algo que los estudiantes deben respetar y obedecer. Una tutoría estricta y una formación en casa pueden darles una buena mentalidad y carácter, lo que les permitirá estudiar mucho. Ambos son indispensables.