Nunca me rendiré y la lucha no ha terminado para mí, sino que acaba de comenzar de una forma diferente.
En mi vida pasada me he dedicado a la causa de la lucha del pueblo africano. Resistí la tiranía blanca y resistí la tiranía negra. Sostengo el ideal de una sociedad democrática y libre y espero que todos puedan vivir juntos en armonía y disfrutar de igualdad de oportunidades en dicha sociedad. Quiero vivir por este ideal y trabajar duro para hacerlo realidad. Si fuera necesario, sacrificaría mi vida por este ideal.
En mi país, primero somos presos y luego presidentes.
La gente no puede hacer nada, no expresar nada ni reaccionar ante la justicia, no puede dejar de protestar contra la opresión y no puede dejar de hacer esfuerzos para construir una buena sociedad y una buena vida.
Ha habido muchos momentos oscuros en los que las creencias humanitarias se han puesto a prueba dolorosamente, pero no quiero ni puedo ceder ante el pesimismo. Ceder al pesimismo significa fracaso y muerte.
Durante esos largos y solitarios años, mi deseo de libertad para mi pueblo se convirtió en un deseo de libertad para todos, blancos y negros.
Sueño que África se unificará mediante los esfuerzos concertados de los líderes africanos para resolver los diversos problemas de África. Soñé con vastos desiertos, bosques densos y tierras salvajes sin fin.
Libertad significa no sólo estar libre de las propias ataduras, sino también vivir de una manera que respete y aumente la libertad de los demás.
La educación es el arma más poderosa que puedes utilizar para cambiar el mundo.
Anhelo un África con paz interior.
Si tienes el sueño de construir una Sudáfrica mejor, ahí está el camino hacia tu sueño. La bondad y el perdón son dos de esas vías.