¿Cuáles son las ventajas climáticas y geográficas del vino tinto chileno?

El vino tinto chileno no sólo es suave y asequible, sino también de calidad estable. Barrios dijo que si se utiliza un ciclo de 20 años, la producción de uvas tintas chilenas básicamente puede ser bastante estable en 2019, y puede que solo sea inestable en un año. Sin embargo, la calidad del vino tinto francés se ve afectada por la inestabilidad del rendimiento de las uvas, que tiende a variar de un año a otro.

Chile tiene ventajas únicas en el cultivo de la vid. Chile limita con el Océano Pacífico al oeste, la Cordillera de los Andes al este, los desiertos al norte y la Antártida al sur. Todo el país es un "paraíso" libre de plagas y enfermedades. Además, el Sunlong chileno tiene un tiempo de exposición prolongado y una gran diferencia de temperatura entre el día y la noche, lo que es particularmente adecuado para el crecimiento de uvas y otros cultivos. Las uvas tintas chilenas comienzan a madurar en febrero de cada año y el período de recolección no termina hasta mayo. No llueve ni una gota durante el período de recolección, lo que favorece la maduración y recolección natural de la uva.

Hablando del vino tinto chileno, este tiene una historia complicada y orgullosa. Chile es una colonia española. Antes de la llegada de los españoles, los indios locales sólo tenían vino de frutas y vino de maíz. A los gobernantes coloniales españoles les gustaba beber vino tinto con sus comidas, por lo que trajeron vides de Europa. Descubrieron que los rendimientos de uva chilena eran mayores y de mejor calidad que en Europa. Por ello, en el siglo XVII se comenzó a exportar a España la uva cultivada en Chile.

Los viñedos españoles están muy descontentos con esto. Protestaron ante el Rey de España y exigieron la prohibición de la importación de vino tinto de Chile. Sin embargo, Chile contrabandeó vino tinto a Gran Bretaña a través de piratas ingleses. Hoy, el Reino Unido es el segundo mercado más grande para el vino tinto chileno. . . . . . . . . . . . . . .