El hecho de que haya un emperador en Japón ahora significa que hubo un emperador en el pasado.
El sistema político actual de Japón es una monarquía constitucional. El poder del emperador se ha desdibujado y él es sólo un símbolo del país. Antes de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón siempre había implementado el sistema del emperador, y el poder estatal pertenecía al emperador. Después de la Segunda Guerra Mundial, el sistema imperial japonés se transformó y surgió una monarquía constitucional.