La melodía similar a mi infancia está grabada en mi mente, un ciclo constante de solteros, felicidad inocente y los severos regaños de mi padre. Esta pequeña escultura de arena tiene una historia que nunca envejecerá. En mi memoria de juventud, mi padre es como una gran montaña. Llevando en silencio el poder del afecto familiar. Incluso cuando era niña, sabía que él nos cuidaba demasiado y meticulosamente, por eso la letra garabateada registraba el paso de los años.
Mi impresión de mi padre es que siempre está en silencio, fumando en silencio y siempre dando. No fue hasta que un día me convertí en padre que me di cuenta de algo. Recuerdo vagamente que cuando entré por primera vez a la universidad en 2003, mi padre insistió en enviarme a la estación y dijo algunas palabras que me dieron una dirección para mis esfuerzos futuros. Miré a mi padre cálidamente y él solo sonrió levemente, pero en ese momento, el sonido de la bocina del auto arruinó rápidamente la atmósfera. Finalmente lo descubrí. Estaba deambulando afuera y soñando con regresar a mi ciudad natal todas las noches.
El padre de familia tiene un aspecto anciano y poco a poco le va creciendo el pelo blanco. Parece haber sido bautizado por el tiempo, aunque decía algunas cosas con mucho enfado cuando era joven. Pero mi padre siempre me animó. El trabajo de mi padre todavía está ocupado, mientras que mi madre trabaja duro para la familia. Me adapté al nuevo ambiente escolar y mi padre me llamaba de vez en cuando. Sin embargo, todo esto pronto pasará, tres años pasarán rápidamente y el reloj de arena del tiempo seguirá latiendo cada año. Las palmas oscuras de mi padre se fueron cubriendo poco a poco de arrugas, por lo que ese año salí a trabajar solo, recién ingresando a la sociedad con un salario exiguo. Estaba yo al otro lado del teléfono y la preocupación de mi padre al otro lado del teléfono. Vi a mi padre usar sus anchos brazos para protegernos del viento y la lluvia.
Las viejas paredes de ladrillo de casa todavía están desgastadas y la caligrafía de mi padre es tan hermosa y poderosa como siempre. Los versos restantes son vagamente visibles, mostrando la sombra de su buen humor en aquel entonces. Después de toda una vida de trabajo revolucionario, mi padre nunca parecía detenerse y siempre tenía algo a mano. La noche era muy tarde, los documentos eran gruesos y amontonados, y los escribí una y otra vez.
En una tarde soleada, recuerdo que usé un bolígrafo para grabar una línea de palabras sobre su vida cotidiana en papel blanco puro. Me sentí muy conmovida, disfrutando del cálido sol y sintiendo el cálido corazón de mi padre, ¡al cual no había mencionado en muchos años! Hoy, lo extendí en esta hoja de papel, como el amor de un padre infinito, extendiéndose lentamente... hasta que me conmovió hasta las lágrimas en silencio.