1. Epiphyllum no tiene lágrimas, ni tristeza, ni vacilación, solo la terquedad que es leal a uno mismo. Florece y se marchita silenciosamente, dejando a las personas con una emoción infinita.
2. La vida de un epiphyllum es corta. No tiene lágrimas, ni tristeza, ni vacilación, y algunos simplemente son leales a su propia terquedad. El precio que se paga por esta impresionante belleza es que florece en un instante y luego se marchita. Por eso lo llamamos el momento de la juventud.
4. La hierba no es tan delicada como las flores, ni tan alta como los álamos, ni tan perenne como los pinos y los cipreses, pero su vitalidad es muy tenaz. /p>