En la dinastía Ming de esa época, la corrupción oficial era muy común, y de vez en cuando se producían corrupción y soborno. Pero Wang Shusheng es una excepción. Durante su mandato, siempre mantuvo el principio de integridad y autodisciplina y nunca aceptó sobornos.
Una vez, un rico hombre de negocios quiso sobornar a Wang Shusheng, pero Wang Shusheng se negó. En ese momento, el empresario comenzó a insultarlo y amenazó con incriminarlo. Wang Shusheng no se conmovió en absoluto. Dijo: "Si puedes convertirte en Ministro del Ministerio de Castigo, aceptaré tu regalo".
Más tarde, el empresario realmente ascendió al puesto de Ministro del Ministerio de Castigo, pero Wang Shusheng rechazó su regalo. Esta vez, la gloria y la adoración vinieron de todas direcciones, alabando a Wang Shusheng.
Esta historia nos dice que un funcionario debe ser honesto y honrado. Si podemos apegarnos a nuestros principios, podremos ganar más respeto y proteger nuestra reputación y lealtad.