Hace mucho tiempo, los romanos usaban una simple vasija de barro como orinal cuando regresaban a casa y, después de usarla, tiraban la mierda por la ventana.
Mucha gente sufrió, pero a pesar de esto, los romanos no vieron nada malo en seguir este movimiento durante los siguientes 1.000 años.
Poco a poco, desarrollé el hábito de que los caballeros siempre caminen del lado izquierdo de las damas, porque así siempre puedo bloquear los ataques sorpresa de objetos desconocidos.