La película intenta deshacerse de toda ética y patrones narrativos existentes, establece un sistema ético anormal y luego lo rompe a través de otra ética anormal. También hay una explicación al final de la película de que no existe ninguna hija, ella es sólo una enemiga imaginaria de la madre o un vehículo para aumentar su propio placer masoquista. Esta mentalidad masoquista surge de la falta de poder personal. Por supuesto, lo contrario es el sentimiento de superioridad sobre la conquista del cuerpo y el espíritu de los demás. La cultura japonesa y la cultura china tienen un origen inseparable. En la historia de la civilización de Oriente (y también de Occidente), desde la antigüedad hasta el final, ha habido un conjunto de poderosos mecanismos para reprimir los deseos personales de poder.
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