En primer lugar, la educación sobre la frustración puede ayudar a los niños a adaptarse mejor a la vida real. En la vida real, los contratiempos y los fracasos son inevitables. Los niños deben aprender a afrontar y superar los fracasos y los reveses para poder adaptarse mejor a la sociedad y a la vida.
En segundo lugar, la educación sobre la frustración puede cultivar la perseverancia y la tenacidad de los niños. En el proceso de superar los reveses, los niños deben persistir en intentar, aprender y practicar, lo que los hará más persistentes y tenaces, lo que les facilitará el éxito en la vida y el trabajo futuros.
Por último, la educación sobre la frustración puede mejorar la confianza en sí mismos y la autoestima de los niños. Cuando los niños puedan superar los reveses, tendrán más confianza y orgullo y, por lo tanto, enfrentarán a los demás y a ellos mismos con más confianza.
Pero cabe señalar que educar a los niños para que aprendan los reveses no significa dejarles experimentar demasiado dolor. Los padres deben prestar atención a fijar los contratiempos de forma adecuada según la etapa y características del desarrollo físico y mental de sus hijos, y no ser demasiado estrictos y duros. Además, los padres deben tratar de evitar demasiados contratiempos, ayudar a sus hijos a encontrar el camino y la dirección correctos y superar juntos las dificultades y presiones.