Prosa después de que las lágrimas se hayan secado

Una persona estaba sentada en la cama, mirando a lo lejos. No sé cuándo asomaron las lágrimas a mis labios y no sé cuánto tiempo estuve sentado en la cama. Lo único que sé es que el sol se ha puesto y la luna ha salido. No tuve tiempo de preocuparme por esto y todavía estaba pensando en por qué reprobé el examen nacional. Mi corazón latía con tanta fuerza cuando revisé mis puntajes. Cuanto más temía, más inevitable se volvía. No me atrevía a mirar la computadora, ni me atrevía a mirar el lamentable puntaje. No podía creer que esto fuera el resultado de muchos días de arduo trabajo.

La luz de la luna era tan sombría como el agua corriente y los rostros en el dormitorio estaban pálidos. Pienso en mis padres que tal vez todavía estén trabajando duro en este momento, en sus delgadas figuras que se levantaban temprano para trabajar en la oscuridad, en sus rostros oscuros frente al loess bajo el sol, en las arrugas talladas en mi frente por el despiadado años, de esos pares de ojos gruesos y gruesos. Cada vez que me voy, pienso en las cariñosas palabras de mis padres. La mirada en mis ojos expectantes me hizo llorar y pensé en todos los que se preocupaban por mí.

Me avergüenzo de su preocupación y los decepciono. En ese momento, estaba indefenso.

La luna fuera de la ventana ha salido muy alto, pero la ventana sigue igual. Los recuerdos dolorosos me hacen sentir cansado. Levanté la cabeza para dejar que mi cerebro se estirara y de repente recordé algunas citas que interrumpieron mis pensamientos. Me estremecí y de repente mi mente se volvió más clara. No, no puedo retirarme. Quiero aprobar el examen. No quiero rendirme así. ¿Cómo se puede ver un arcoíris sin pasar por el viento y la lluvia? ¿Cómo puede uno negarse a sí mismo fácilmente y sin luchar? Me siento estúpido. Quiero pelear de nuevo. Quiero creer en mí mismo. El fracaso sólo puede representar el ayer y el pasado. Todo lo que pasó en el pasado sólo puede volver a cero. Quiero empezar de nuevo, afrontar el fracaso con una nueva actitud y afrontar el próximo desafío.

Las lágrimas de mi rostro se convirtieron en una fuerza mágica que se derramó en mi cuerpo y me calentó mucho. Me sequé las lágrimas y comencé a resumir cuidadosamente, buscando las razones del fracaso. Quiero que este fracaso sea mi motivación, quiero que este fracaso cambie mi dirección.

La luz de la luna fuera de la ventana se derramaba a miles de kilómetros de distancia, y las estrellas salieron en algún momento, parpadeando con sus ojos traviesos, y se quedaron conmigo hasta altas horas de la noche.

Me acuesto suavemente con la ropa puesta. Sé lo que me espera mañana. Tengo una sonrisa en mi cara. Ya no hay lágrimas de fracaso en mi rostro. Veo el amanecer mañana.