Primero, no quedan muchos días en el futuro, por lo que necesitamos amar un día más.
Para los ancianos moribundos, la vida no está muy lejos y cada día de la vida debe ser apreciado. Por lo tanto, cuando tengamos la oportunidad de cuidar de nuestras generaciones más jóvenes, no debemos escatimar esfuerzos. En este momento, pasan cada día como el último día de sus vidas, por lo que no están dispuestos a golpear o regañar a sus hijos, y mucho menos a tener barreras con sus hijos. Solo quieren brindarles lo mejor a sus hijos y hacerlos felices todos los días.
En segundo lugar, la generación mayor vive de manera más sabia y tolerante.
En el camino del crecimiento, todo el mundo necesita pasar por múltiples dificultades para poder crecer poco a poco. La razón por la que los ancianos en casa se preocupan tanto por las generaciones más jóvenes es porque han experimentado muchos altibajos en la vida y tienen suficiente capacidad para afrontar la vida. Las generaciones más jóvenes responderán con una actitud más tolerante, en lugar de ser tan estrictos con sus hijos como los padres biológicos. Por el contrario, en su opinión, no se debe reprimir el carácter travieso de los niños, sino que se les debe dar más respeto y permitirles crecer libremente. De esta manera, las generaciones mayores tienen un acceso más fácil a sus hijos.
En tercer lugar, el anciano se ha convertido en un niño viejo y comprende mejor el corazón de los niños.
Las vidas de las personas mayores ya no están ocupadas todo el día con el trabajo, sino que tienden a elegir una vida sencilla. En este momento, su visión del mundo se acerca más a la de los niños, porque sus necesidades de vida se vuelven cada vez más simples. A veces prestan más atención a diversos tipos de alimentos y bebidas, o prestan más atención a la satisfacción espiritual. En este momento pueden escuchar más a sus hijos y desarrollar la empatía. En términos de educación psicológica, a la generación mayor le irá mejor que a sus padres. De aquí surge el principio de separación generacional.