Los logros de Langevin en el campo de la física le valieron una gran reputación. Era un acérrimo antinazi, por lo que su reputación se vio afectada durante el gobierno de Vichy. Sin embargo, después de la restauración de Francia, su reputación se recuperó.
Además de su trabajo científico, Langevin también apoyó la Guerra Antijaponesa de China. Visitó China en 1931 para inspeccionar la educación y la investigación científica del país. Apoyó el trabajo de investigación realizado por los científicos chinos en condiciones difíciles y expresó su aprecio por su espíritu de investigación y determinación.