Las investigaciones médicas muestran que además de los factores biológicos, el estrés mental, los cambios emocionales, la presión psicológica y otros factores pueden provocar cambios en el sistema nervioso, el sistema endocrino y la función inmune. A través de una serie de mecanismos fisiológicos, la piel humana se daña, provocando lesiones cutáneas como ronchas, máculas y eccema, o provocando síntomas de picazón y dolor. Los factores de personalidad también juegan un papel importante en la aparición y desarrollo de enfermedades de la piel. Por ejemplo, los pacientes con neurodermatitis suelen tener rasgos de personalidad de sensibilidad, sospecha, irritabilidad, nerviosismo y ansiedad, mientras que los pacientes con dermatitis atópica son en su mayoría introvertidos o egocéntricos.
La piel es la primera línea de defensa del cuerpo y debe ser protegida. El estrés mental y el estrés emocional tienen un impacto en la piel más grave de lo que suele pensarse. Las enfermedades de la piel pueden verse agravadas por el estrés y algunas incluso son causadas por el estrés. Por otro lado, debido a las enfermedades de la piel, las personas enfermas sufren de erupciones y picazón repetidas, incapaces de descansar y trabajar normalmente, lo que afecta su espíritu y estado de ánimo, y puede agravar la condición, formando un círculo vicioso.