A través de la investigación de las necesidades educativas nacionales, Francia se dio cuenta gradualmente de que la educación no debe considerarse simplemente como "consumo", sino como una "inversión" porque promueve el efecto del crecimiento económico. Basándose en esta idea, el gobierno francés trabajó arduamente para aumentar la inversión en educación, lo que provocó que la proporción de financiación de la educación en el presupuesto nacional aumentara del 6,65% en 1950 al 10,3% en 1957 y al 21,5% en 2000.
La Ley de Orientación Educativa del 10 de julio de 1989 propuso que en el año 2000, el 80% de los jóvenes en edad escolar realizarían el examen de acceso a la escuela secundaria. Para ello, el gobierno francés ha formulado dos planes: el "plan de emergencia" y el "plan plurianual para la transformación y el desarrollo universitario".
El "Plan de Emergencia" propone compensar el retraso en la construcción de infraestructura de 15 colegios y universidades, ampliar la inscripción y agregar 200.000 metros cuadrados de área de construcción a los 60 metros cuadrados de edificios universitarios agregados en 1990. El "Plan Plurianual de Innovación y Desarrollo Universitario", también conocido como "Plan Universidad 2000", tiene como objetivo determinar la escala y medidas que la universidad deberá desarrollar de aquí al año 2000. En 1990, con el compromiso del presidente, se decidió un plan quinquenal para construir 1,5 millones de metros cuadrados de edificios universitarios y el aumento del coste de 16 mil millones de francos se incluyó en el presupuesto 191.
La ola estudiantil en las universidades francesas a finales de 1995 impulsó al gobierno francés a lanzar nuevamente una reforma de la educación superior. El Ministro de Educación, Beru, prevé la creación de una escuela profesional universitaria para lograr un equilibrio entre la educación general y técnica. También prometió que los activos fijos de la universidad pasarían de la propiedad estatal a la propiedad de las escuelas y que se permitiría a las universidades establecer fundaciones.
En el siglo XXI, si Francia quiere mantener sus ventajas políticas y económicas en Europa y competir con potencias económicas como Estados Unidos y Japón, debe prestar más atención a la educación superior y promover su mayor desarrollo. .