La inocencia infantil fue un factor muy importante cuando yo era niño. En otras palabras, comencé a convertirme en monje antes de que el mundo secular me contaminara y, sin saberlo, los pensamientos budistas se convirtieran en una parte importante de mi vida. Por otro lado, la inocencia infantil me dio más tiempo y oportunidades para recibir educación budista, lo que tuvo un gran impacto en mi crecimiento y formación de personalidad. La inocencia tiene ventajas y desventajas. La desventaja es que algunas personas son demasiado jóvenes cuando se convierten en monjes, no comprenden la sociedad, a menudo carecen de inmunidad y la mayoría de ellos tienen una base cultural débil, lo que no favorece un estudio profundo del budismo en el futuro. Pero esto también es una ventaja, principalmente en dos aspectos: primero, los jóvenes pueden tener más tiempo para estudiar el budismo; segundo, favorece el cultivo de la Sangha y una hoja de papel en blanco es más susceptible a la influencia del budismo; .
La vida en el templo es tranquila y cómoda, no tan solitaria como todos piensan. Por supuesto, es difícil conseguir este lujo si todavía existen necesidades mundanas. Al igual que muchas personas que vienen al templo, aunque también les gusta este ambiente fresco, prefieren regresar al mundo de los mortales después de quedarse unos días. Porque todavía necesitan hacer algo en la sociedad para demostrar su valía y conseguir todo lo que anhelan. Aunque soy bastante sentimental acerca de convertirme en monje, a medida que mis estudios se profundizaron, me volví más decidido en esta elección. Especialmente después de que aprendí más sobre la sociedad a través de la enseñanza del Fa, me volví cada vez más consciente de lo absurdo de la vida secular. Por el contrario, creo que la búsqueda de la verdad, la sabiduría y la liberación es la vida más significativa.