La prisión de Sefningen está situada en la ciudad de Sefningen, un pequeño pueblo cercano a La Haya y al Mar del Norte. La prisión fue una vez un palacio real y fue testigo de los cambios históricos de la familia real holandesa. Fue abandonada y se convirtió en prisión. En 1994, la Corte Internacional de Justicia de La Haya alquiló la prisión por un alquiler anual de 9 millones de florines (aproximadamente 465.438 euros) y llevó a cabo algunas reformas.
La actual prisión de Sefningen puede describirse como inexpugnable. En el exterior se construyó un muro de ladrillos de 5 metros de altura y en el interior se construyó una cerca impenetrable de alambre de púas y abrojos. Desde la entrada a la sala de visitas hay que atravesar más de una docena de puertas. Esta prisión es una prisión de alta tecnología con un sistema de seguridad muy avanzado. El sistema de monitoreo por televisión puede realizar un "monitoreo especial" de todos los prisioneros, y todos los prisioneros nuevos son monitoreados por el monitor en todo momento. Debido a la estricta seguridad de esta prisión, hasta el momento ningún recluso ha escapado de aquí.
La prisión cuenta actualmente con 73 miembros del personal, 50 de los cuales son personal de apoyo y psicólogos.