El dragón se originó en las culturas antiguas de algunos pueblos de Europa occidental como símbolo de poder y santidad, mientras que en la cultura cristiana se describe como sinónimo de maldad y diablo.
A menudo se describe a un dragón con un cuerpo parecido al de un puma, dos alas o alas de murciélago gigante, cuatro patas y una cabeza algo parecida a la de un caballo. Los colores que se mencionan con más frecuencia en las historias son el verde, el rojo y el dorado.
Su cola es larga y curvada, con espinas al final y posiblemente púas. Cada pata termina en una enorme garra, similar a las garras de las aves depredadoras. Los dragones tienen hileras de colmillos y, a menudo, espinas dorsales. En los últimos tiempos modernos, estas criaturas a menudo respiraban fuego, veneno o sangre venenosa. Poseyendo inmensa fuerza y habilidades mágicas.
Datos ampliados:
Dragón Islámico
El Islam se extendió por Oriente Medio, y cuestionó a los dioses antiguos como una tradición tonta. Sin embargo, la nueva teología adaptó algunos mitos antiguos.
El folclore musulmán describe con entusiasmo a los genios y los dragones, personificándolos como los elementos del fuego y el agua. El poeta describe la ciudad de los genios y el heroico rey y soldados que derrotaron al poderoso dragón. Estos dragones son de carne y hueso, y en el arte persa medieval están pintados alegremente con colores brillantes.
El folclore musulmán también incluye ángeles y demonios con forma de dragón. Entre ellos, Jawzahr, el dragón que danza entre las estrellas, provocando cometas y eclipses solares a su paso.