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Es un caluroso día de verano en Nueva York. La familia Johnson decidió ir al zoológico de Brooklyn. Jenny y Kevin Johns tienen dos hijos: Thomas, de tres años, y Sally, de seis meses. A Thomas le encantaba observar a todos los animales, pero de todos los animales, le gustaban más los gorilas.

La familia Johnson fue directamente a la casa del gorila. En la sala de exposiciones hay seis gorilas adultos y una cría de gorila de tres meses. En el Zoológico de Brooklyn, los animales no están encerrados en jaulas, sino encerrados en un enorme espacio hueco. Debido a que hay una valla alrededor del espacio abierto, estos animales no pueden salir.

Mirando al gorila, la pequeña Sally de repente se puso a llorar. Kevin tomó a Sally de los brazos de Jenny y ésta encontró una botella de jugo en su bolso. En un abrir y cerrar de ojos, Thomas aprovechó la oportunidad para escabullirse.

Una mujer vio a Thomas trepando la cerca y gritó: "¡Detén a ese niño!". Un hombre alto trepó la cerca para atrapar a Thomas, pero ya era demasiado tarde. Thomas se cayó de la valla y aterrizó al otro lado. Se cayó de la cerca de 45,72 cm (18 pulgadas) y aterrizó de lleno en el duro piso de cemento. Permaneció inmóvil, con la cabeza sangrando. Jenny y Kevin gritaron pidiendo ayuda.

Antes de que llegue el zoológico de la ciudad, un gorila se acerca a Thomas. Este gorila se llama Momo, una madre gorila de ocho años. Cargó al niño sobre su espalda, tomó a Thomas en un brazo, lo llevó con cuidado hasta la puerta, gateó a cuatro patas y luego colocó a Thomas al alcance de la mano del zoológico de la ciudad.

Thomas resultó gravemente herido y tuvo que ir al hospital, pero al cabo de unos días ya estaba mucho mejor.

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