A medida que los humanos entran en el siglo XXI, comienzan a enfrentar una tremenda presión energética. Las fuentes de energía tradicionales (principalmente combustibles fósiles no renovables) se están agotando cada vez más. La excesiva dependencia de las importaciones de petróleo ha provocado inestabilidad geopolítica, y las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles han provocado una grave contaminación del aire e incluso han acelerado el cambio climático. Por tanto, existe una necesidad urgente de encontrar nuevas fuentes de energía alternativas para lograr un desarrollo económico y social sostenible. Como la nueva fuente de energía más limpia y eficiente, la energía del hidrógeno ha atraído la atención mundial.
El rápido desarrollo de la tecnología de pilas de combustible (FC) ha hecho realidad el sueño de la energía del hidrógeno en el siglo XXI. Los vehículos de pila de combustible (FCV) propulsados por hidrógeno han atraído gran atención por parte de gobiernos y empresas de todo el mundo y han logrado grandes avances. Se prevé que el FCV ingrese oficialmente al mercado en los próximos 5 a 10 años y que comience a surgir la "economía del hidrógeno", simbolizada por la construcción de estaciones de servicio de hidrógeno y gasoductos.