Los maestros son escalones de piedra que llevan a los estudiantes a subir constantemente paso a paso.
Eres como una vela, aunque delgada, lleva un poco de calor y un poco de luz, iluminando a los demás y agotándote a ti mismo. Esta dedicación desinteresada es inolvidable.
El lenguaje de tus conferencias es tan dulce como el tintineo de los manantiales de las montañas, tan amigable como el gorgoteo de los arroyos y tan emocionante como los ríos caudalosos...
Primavera Los gusanos de seda nunca han hablado En esta vida, no importa qué palabras digas para alardear, el hilo de plata que escupe es una regla para medir el valor de la vida.
Querida maestra, nunca te has alardeado frente a los demás, pero los melocotones y ciruelas en flor son el mayor elogio para ti.
Tu amor es tan cálido como el sol, tan cálido como la brisa primaveral y tan dulce como la clara primavera.
Tu amor es más severo que el amor de padre, más delicado que el amor de madre y más puro que la amistad.
El amor de tu maestro es el más grande y puro del mundo.
El valor de una luciérnaga es utilizar la luz que cuelga en la parte trasera para iluminar a los demás;
Tu respeto radica en brindar siempre comodidad a los demás.
¿Quién esparció la lluvia y el rocío por toda la tierra?
¿Quién trabaja duro para alimentar las plántulas?
¡Eres tú, maestra, eres una gran jardinera!
Mirando las flores que florecen por todas partes, ¡cuál sin tu arduo trabajo y cuál sin tu sonrisa!