Volví a mentir y no fui al hospital.
Me volvieron a llamar a clase de física y dije con cara triste que no lo sabía, pero aún así tenía mucha confianza.
Pasé de nuevo por el ascensor y vi que el profesor no estaba, y se escuchó otro golpe.
Volví al baño, rompí un montón de papel higiénico y tiré de la cadena.
Dijo que le gustaba el olor del metro y yo le dije que a mí también. Él estaba sorprendido. Nunca recordará lo que dije, jamás. Hay un libro que dice que si un hombre no recuerda lo que dijiste, no quiere saberlo. Entonces, me dije, no había nada de qué decepcionarse.
Jugando con Qi durante el almuerzo. Tú ganas, vamos a la panadería. Gané y fuimos a la panadería. El 90% de vosotros habéis olvidado lo que dijiste. Esas palabras me hacen sentir cruel.
Estoy a punto de cumplir 17 años y sigo siendo yo. La diferencia es que la complejidad del tiempo y el desorden del espacio me impiden despertar.
La verdad es que no tengo miedo al fracaso, pero... ya no puedo fracasar más.