La historia del uso de la brújula se remonta a miles de años atrás, cuando se utilizaban las brújulas. En los tiempos modernos, los tipos de brújulas se han vuelto más diversos y potentes. Por ejemplo, algunas brújulas modernas no sólo pueden indicar la dirección sino también calcular la velocidad, la distancia y la posición de un barco. Esta característica convierte a la brújula en una herramienta indispensable en la navegación.
Aunque la brújula continúa desarrollándose y mejorando, su dirección todavía depende del campo magnético de la Tierra. Por tanto, la dirección indicada por la brújula puede verse afectada por cambios en el campo magnético terrestre, dando lugar a errores. Para garantizar la precisión de la brújula, la tripulación debe calibrarla periódicamente y prestar atención a la indicación de la brújula en todo momento, especialmente en vientos fuertes, olas u otras condiciones climáticas severas. Por último, una brújula hace mucho más que simplemente mostrar la dirección: es uno de los salvavidas de la navegación.