Hermes se enojó mucho después de escuchar esto, y en su ira reveló su verdadera forma. El escultor se horrorizó al verlo, se arrodilló en el suelo y suplicó clemencia. Hermes dijo enojado: "Soy un enviado y tu dios patrón. ¿Cómo te atreves a despreciarme?" El estator respondió: "¿Cómo se atreve un villano a despreciarte? Solo estamos haciendo negocios. Si alguien compra muchas cosas, Le daré algunos extras sin valor.
No pretendo devaluarte". Hermes estaba indefenso y dijo sin razón. No puedes usarme como tocado". El fabricante de la estatua tuvo que decir: "Sí, si alguien compra dos de tus estatuas, definitivamente usaré a Zeus como tocado". De repente, Hermes pasó de la ira a la alegría. Dijo: "¡Eso no está mal!" triunfantemente.
El escultor se puso de pie, miró el lingote de plata que tenía en la mano y maldijo: "¡No creas que eres una gran persona porque eres un enviado de Dios! Quiero usarte como mi cabeza." Esta historia Se aplica a aquellos que no hacen cosas sinceramente por las personas pero siempre amenazan a los demás con la fuerza. De hecho, la gente odia más a esas personas. Hermes se enojó y se avergonzó después de escuchar esto.
Información ampliada
Hermes robó el ganado de Apolo el día de su nacimiento. El enojado Apolo quería darle una lección a su medio hermano. Pero al final los dos se reconciliaron bajo la mediación de los dioses y se convirtieron en mejores socios. Hermes fue un genio inventor cuyos inventos incluían balanzas musicales, pesas y medidas, y diversos deportes.
Estiró el estómago de una vaca sagrada sobre un caparazón de tortuga y creó la lira. Más tarde, le dio el arpa a Apolo como compensación por sus malas acciones de robar ganado. A partir de entonces Apolo se encargó de la música y el ritmo. Por tanto, Hermes se convirtió en el santo patrón de los ladrones y comerciantes. Su intercambio de su lira por el ganado de Apolo ejemplifica la forma temprana de trueque.