Tras la expedición y su conversión a Cristo, abandonó el panorama musical y emigró a Estados Unidos, donde grabó un gran número de himnos cristianos. Yuanzheng está entusiasmada con diversas actividades benéficas y utiliza su voz de campana plateada para consolar y tocar a las personas con corazones sedientos. Su canto tiene una vitalidad infinita, al igual que su nombre, y continuará su expedición con una voz cantada llena de amor, sin fin.