Siempre te quejas de que el tiempo pasa demasiado rápido y no se puede detener. Pero llegó muy rápido, y llegó muy rápido, pasándote por alto sin siquiera darte cuenta.
Recuerdo la primera vez que te vi, en una tarde soleada. Tienes una expresión infantil en tu rostro y siempre estás perdido cuando hablas con la gente.
Conocerse es un proceso largo, que va desde la memoria hasta el final de la vida. Pensé que el tiempo era suficiente para que nos conociéramos, pero hasta que descubrí que la vida es corta, me di cuenta de que cada segundo es la eternidad.
Me preguntaste si quería volver a vernos el día que nos separamos.
Dije, lárgate. No quiero volver a verte nunca más.
Entonces realmente no te vi ese día, sólo la multitud de personas en la intersección. He cruzado a innumerables personas y ahora quiero pasar por tu mundo.
Quizás algún día, cuando pienses y mires hacia el pasado, habrá un par de huellas en el suelo, que son las huellas que prueban que he estado aquí.
¡Recuerda que dijiste que debemos volver a encontrarnos dentro de diez años!
Pero ¿dónde estaremos dentro de diez años?
¿Se repite día tras día en una oficina de una determinada ciudad, trabajando duro para el mañana en un rincón de una obra de construcción, o disfrutando del aislamiento en una determinada cima en un determinado campo?
El futuro es demasiado confuso y tú y yo estamos demasiado solos.
Quizás algún día nos volvamos a encontrar en esa extraña ciudad.
Quizás tengamos una sensación familiar, como encontrar algo que perdimos hace mucho tiempo.
Pero si pierdes, pierdes. Incluso si lo recuperas, no podrás volver al pasado.
Existe una especie de despedida que se llama: Adiós, adiós, pero no volver a vernos nunca más.
Hay una especie de despedida, pero ya es tarde para decir adiós e irse de ahora en adelante.
Pasando por una alta montaña, pasando por un gran río, pasando por un vasto océano, pasando por un paraíso.
Pasando junto a un grupo de personas, pasando junto a ti.
——En memoria de la escuela secundaria por la que pasé.